
María del Pilar Martínez-Costa es doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra (1994), en donde imparte las asignaturas de Información Radiofónica y de Narrativa Radiofónica. Además, participa como profesora invitada de varias universidades latinoamericanas. Desde mediados de los años noventa investiga la introducción de los sistemas de radio digital en Europa y los cambios que la tecnología digital ha producido en el ejercicio del periodismo radiofónico. Su libro La radio en la era digital (El País Aguilar, Madrid, 1997) fue pionero en esta materia.
Aunque ya nadie duda de la importancia de los géneros, siguen existiendo desacuerdos entre los autores. En el ámbito profesional, la situación se agudiza con denominaciones erróneas. ¿Cree que se respetan las estructuras de los géneros radiofónicos? ¿Se mezclan géneros?
En algunos casos, los géneros se adoptan para alguna característica de la realización. Se debe adoptar un modelo para la práctica profesional, pero a veces, la terminología no sirve a la práctica. Aun así, surgen nuevos géneros, como en la tertulia. A veces llaman crónica o mesa de a algo que no se ajusta a lo definido por la teoría. Esto produce separar la realización del texto. También hay que fijarse en el texto y la práctica profesional y todo lo que se ha hecho en otros sitios en general.
Como todos los productos, el mercado radiofónico debe ofrecer una buena calidad a sus oyentes, ¿Se puede juzgar la calidad de los productos radiofónicos en función de su ajuste a las características de su género?
En parte sí, pero no es lo único. Hay otros elementos que intervienen como la puesta en escena, la adecuación al público al que se dirige, si hay interés en el tema… En el contenido se tiene en cuenta las características estilísticas y la puesta en escena y, más tarde, cómo se integra el producto en la programación. Además, la práctica te tiene que sorprender. Interesa cuando se rompen, en cierta medida, los géneros. Por ejemplo, “La guerra de los mundos” fue algo sorprendente, aparte del impacto que tuvo. Al final, debe haber un producto excepcional.
Con Internet, se fideliza a los clientes con formatos informáticos como sitios web con servicios comerciales asociados a una marca. Todo esto amplía la actividad comercial hacia un sector emergente. Además, aumenta el número de oyentes de radio. ¿Augura un buen futuro para este medio convencional?
Creo que se deben aprovechar las inercias de ida y vuelta. Se ve en los mercados, que la actividad de Internet se lleva publicidad de vuelta a la antena. Además, los nuevos soportes tienen que aumentar la exposición o el consumo de radio en lugares donde no había. Por ejemplo, ahora tenemos la radio en el móvil, etc.
Las descargas de programas de radio produce el movimiento de usuarios a soportes tradicionales que, en este caso es la radio. Al mismo tiempo, hay una programación efímera y otra no. Te puedes descargar o buscar unos archivos de un programa que te gusta, pero no te bajas el boletín informativo, sino que lo consultas.
Usted nos dijo en clase que había una crisis comercial y creativa de los formatos musicales. Supongo que se refiere a las descargas de la música que nos gusta. Ya no esperamos a escuchar nuestras canciones favoritas en la radio.
Sí, el modelo del Top 40 tiene que cambiar, porque ha perdido vigencia en los mercados en los últimos veinte años. De hecho, ya lo ha hecho, ya no es el formato de antes. Ahora se produce un modelo mixto. En las cadenas musicales están los tramos despertadores, con humor, música, información, participación de la audiencia…
María Pilar también nos habla de otro cambio que ha sufrido la radio en su conversión digital. Los Global Broadcasters: piensa global, actúa local; piensa local, actúa global. Hay que dirigirse a la audiencia ya no por geografía, sino por intereses. Lo local puede convertirse en global y lo internacional puede llegar al mercado local. Es un proceso de ida y vuelta. Para eso, tienes que crear un interés para vender el producto e intentar vender donde hay más posibilidades de que funcione.

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