martes, 16 de diciembre de 2008

José María Mellado


Nace en Almería en 1966 y reside en Madrid (España).
La búsqueda apasionada de la belleza en lo aparentemente vulgar, anodino o decadente es una de las claves que conforma el discurso de este artista. Está considerado uno de los mayores expertos de España en fotografía digital, habiendo guiado a muchos fotógrafos españoles en la transición desde la fotografía clásica hacia la digital.

Su trabajo ha sido premiado en más de un centenar de ocasiones y sus obras figuran en importantes museos y colecciones, participando de forma regular en algunas de las ferias de arte más destacadas a nivel nacional e internacional. Ha realizado exposiciones individuales en las galerías mencionadas y en diversas salas de instituciones públicas y privadas.
Ha publicado dos libros sobre fotografía digital: Fotografía Digital de Alta Calidad (best seller en España) y “La Fotografía Digital es Fácil”.

Fue director de Yellow, empresa de consultoría, y ha sido presidente de la Real Sociedad Fotográfica durante los últimos cinco años. Sobre su obra se ha escrito en importantes publicaciones de ámbito cultural, incluyendo la Enciclopedia de la Fotografía de Espasa (2004), Historia de la Real Sociedad Fotográfica (2004) y 100 Fotógrafos Españoles (2005).
Participa de forma regular en ferias de arte nacionales e internacionales como ArtBasel, ARCO, DFoto.

En su afán por conseguir transmitir al espectador las sensaciones vividas en el momento de la toma con la mayor complejidad y fidelidad posibles, Mellado ha investigado en profundidad durante los últimos años las técnicas digitales de captura, tratamiento y salida. La cuidada elección de los soportes y la técnica de copiado permite que en sus obras se disuelva la delgada línea que separa fotografía y pintura hiperrealista.

Su dominio de la técnica, fruto de años de investigación, le ha ayudado a desarrollar un lenguaje personal donde el control de la luz y el color toman un especial protagonismo y otorgan a sus trabajos una calidad singular.

Fragmentos de la entrevista a Mellado de OjoDigital:
"El paso a digital supuso la liberación para mí como fotógrafo. Yo ya hacía laboratorio, pero en la casa en que vivía era complicado por problemas de espacio, así que el digital supuso un gran avance para mí en términos de control de la imagen."
¿Qué es más, que es menos… equipo, ojo, técnica?
"Lo único que realmente importa es la mirada, la capacidad de abstraer lo interesante, lo mágico de lo que es mundano y carente de interés. La técnica ayuda, pero sólo eso. Siempre digo que la técnica ayuda a “escribir” una imagen sin faltas de ortografía y esto ayuda a que el “mensaje” llegue mejor. En cuanto al equipo, es quizás lo menos relevante. No se hacen mejores fotos con una cámara mejor, aunque siempre me ha gustado tener la mejor herramienta posible."

¿Crees que hay límites en la edición? ¿Una fotografía tiene más o menos valor según el tipo de edición que se le haya realizado? Es totalmente necesario el Photoshop?
"No seré yo el que ponga límites a la creatividad. Los límites los imponen la ignorancia, el continuismo y el miedo a lo desconocido. Lo importante en una imagen es el resultado final. Aquéllos que piensan que una fotografía es mejor cuanto menos intervención tenga pecan de ignorancia y desconocen lo que todos los grandes maestros de la Fotografía hacían y hacen en el laboratorio. Es un mito de los más básicos. "

"Me atrae aquello que pasará y que no volverá, así como elementos que pueden parecer vacíos de interés, vulgares o feos y también la naturaleza hollada por el ser humano. Mi proceso creativo consiste en encontrar la belleza en estos temas y transmitirla a los demás."


¿Tienes algún consejo para que cada uno consiga encontrar un estilo propio y definido que le diferencie de los demás?
"Esta pregunta es muy buena pero no tengo respuesta. Ésta es la clave de un buen fotógrafo. Y es de lo más difícil de conseguir. Que una foto tuya entre muchas otras sea reconocible por el espectador es uno de los mayores logros que puede conseguir un fortógrafo. Aunque a veces esto nos esclaviza. Si no, ¿os imagináis a Chema Madoz haciendo fotos de retrato en color?"

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Rincones de Pamplona







Bodega de Otazu

Guía del Ocio Pamplona

La bodega Otazu fusiona arquitectura, naturaleza, arte y vino. Situada en un paisaje de ensueño y al estilo de "château" francés, es la bodega más septentrional de España en elaboración de vino tinto. A tan sólo 8 km. de Pamplona, está enmarcada entre la Sierra del Perdón y la Sierra de Echauri, con el río Arga como delimitador natural.


Destaca su núcleo histórico, el Señorío de Otazu, compuesto por un imponente Palacio del siglo XVI, una torre de defensa palomar del siglo XIV y una iglesia románica del XII. Todo ello rodeado por un frondoso bosque, lo que otorga magia al lugar. La sala de barricas está compuesta por nueve bóvedas subterráneas de hormigón y es conocida universalmente en el ámbito de la arquitectura y el diseño.


Bodega Otazu elabora sus vinos exclusivamente con las 115 hectáreas de viñedos que le rodean y cuenta con las variedades de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot para tintos y Chardonnay para blancos.

Una rigurosa selección continua de las uvas de su pago es el fundamento de sus vinos. Alto control de todo el proceso, antes de la vendimia, se realiza una selección de los racimos de uva. Desde la poda hasta su posterior elaboración y crianza en una impresionante nave de barricas, todas ellas de roble francés Allier.





domingo, 30 de noviembre de 2008

Publicidad, publicidad, pulicidad




Remedios Puerta Alemán es una estudiante de cuarto curso de la Licenciatura Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Navarra. Nació en San Sebastián, pero lleva en Pamplona desde los dos años.
¿Te hubiera gustado estudiar en otra ciudad?
Me quedé en Pamplona por el prestigio de la universidad y los precios son similares a los de otras. Pero me arrepiento de no haberme ido.
¿Siempre has querido hacer Publicidad?
Pensaba estudiar periodismo, pero mi padre me dijo que no tenía mucho futuro. Así que en el momento de elegir, dije: Publicidad. Tiene más salidas profesionales.
Así que te gusta escribir.
Sí.
¿Cuáles son tus aficiones?
Me gusta leer, escuchar música, jugar al baloncesto, ir al cine, salir por ahí…
Baloncesto, ¿eh? ¿Jugabas en algún equipo?
Sí, sigo jugando. Empecé con doce años, en un equipo de Cizur, se llama Ardoi.
¿Y qué tipo de literatura te gusta?
De todo un poco, el último que he leído ha sido “La Catedral del Mar”.
A mí me gusta mucho viajar, ¿en qué lugares has estado?
He viajado a Bélgica, visitando a una amiga que estaba de Erasmus. Ahora he estado en Londres, donde también he ido a ver a otra amiga. Aparte de eso, en España he estado en Murcia y Alicante.
¿Qué te gustaría hacer cuando acabes la carrera?
Quiero ir a Estados Unidos para aprender inglés, de au pair. Pero no sé a lo que me quiero dedicar.
¿No tienes ni idea de lo que te quieres dedicar?
No. Ya sé que debería saberlo, pero no lo sé.
¿Cuál es tu asignatura favorita?
Mis asignaturas favoritas son ética y sociología.
¿Tienes alguna mascota?
Sí, dos perros.
¿Hermanos?
Tengo cuatro hermanos, tres mayores y uno más pequeño. Pero estoy acostumbrada, yo soy un poco chico.

Así fue como conocí un poco más a Reme, una de mis compañeras de fotoperiodismo, con la que tengo toda una carrera en común y de la que he estado encantada de conocer.

martes, 25 de noviembre de 2008

Bodegón

Qué puedo decir de estas exquisitas frutas que, no lejos de ser las más corrientes y molientes, le dan un poco de color al salón de mi casa. Con la iluminación, he intentado captar las texturas y los colores lo más fielmente posible.







miércoles, 12 de noviembre de 2008

Entrevista a María Pilar Martínez Costa


María del Pilar Martínez-Costa es doctora en Comunicación Pública por la Universidad de Navarra (1994), en donde imparte las asignaturas de Información Radiofónica y de Narrativa Radiofónica. Además, participa como profesora invitada de varias universidades latinoamericanas. Desde mediados de los años noventa investiga la introducción de los sistemas de radio digital en Europa y los cambios que la tecnología digital ha producido en el ejercicio del periodismo radiofónico. Su libro La radio en la era digital (El País Aguilar, Madrid, 1997) fue pionero en esta materia.

Aunque ya nadie duda de la importancia de los géneros, siguen existiendo desacuerdos entre los autores. En el ámbito profesional, la situación se agudiza con denominaciones erróneas. ¿Cree que se respetan las estructuras de los géneros radiofónicos? ¿Se mezclan géneros?
En algunos casos, los géneros se adoptan para alguna característica de la realización. Se debe adoptar un modelo para la práctica profesional, pero a veces, la terminología no sirve a la práctica. Aun así, surgen nuevos géneros, como en la tertulia. A veces llaman crónica o mesa de a algo que no se ajusta a lo definido por la teoría. Esto produce separar la realización del texto. También hay que fijarse en el texto y la práctica profesional y todo lo que se ha hecho en otros sitios en general.

Como todos los productos, el mercado radiofónico debe ofrecer una buena calidad a sus oyentes, ¿Se puede juzgar la calidad de los productos radiofónicos en función de su ajuste a las características de su género?
En parte sí, pero no es lo único. Hay otros elementos que intervienen como la puesta en escena, la adecuación al público al que se dirige, si hay interés en el tema… En el contenido se tiene en cuenta las características estilísticas y la puesta en escena y, más tarde, cómo se integra el producto en la programación. Además, la práctica te tiene que sorprender. Interesa cuando se rompen, en cierta medida, los géneros. Por ejemplo, “La guerra de los mundos” fue algo sorprendente, aparte del impacto que tuvo. Al final, debe haber un producto excepcional.

Con Internet, se fideliza a los clientes con formatos informáticos como sitios web con servicios comerciales asociados a una marca. Todo esto amplía la actividad comercial hacia un sector emergente. Además, aumenta el número de oyentes de radio. ¿Augura un buen futuro para este medio convencional?
Creo que se deben aprovechar las inercias de ida y vuelta. Se ve en los mercados, que la actividad de Internet se lleva publicidad de vuelta a la antena. Además, los nuevos soportes tienen que aumentar la exposición o el consumo de radio en lugares donde no había. Por ejemplo, ahora tenemos la radio en el móvil, etc.
Las descargas de programas de radio produce el movimiento de usuarios a soportes tradicionales que, en este caso es la radio. Al mismo tiempo, hay una programación efímera y otra no. Te puedes descargar o buscar unos archivos de un programa que te gusta, pero no te bajas el boletín informativo, sino que lo consultas.

Usted nos dijo en clase que había una crisis comercial y creativa de los formatos musicales. Supongo que se refiere a las descargas de la música que nos gusta. Ya no esperamos a escuchar nuestras canciones favoritas en la radio.
Sí, el modelo del Top 40 tiene que cambiar, porque ha perdido vigencia en los mercados en los últimos veinte años. De hecho, ya lo ha hecho, ya no es el formato de antes. Ahora se produce un modelo mixto. En las cadenas musicales están los tramos despertadores, con humor, música, información, participación de la audiencia…

María Pilar también nos habla de otro cambio que ha sufrido la radio en su conversión digital. Los Global Broadcasters: piensa global, actúa local; piensa local, actúa global. Hay que dirigirse a la audiencia ya no por geografía, sino por intereses. Lo local puede convertirse en global y lo internacional puede llegar al mercado local. Es un proceso de ida y vuelta. Para eso, tienes que crear un interés para vender el producto e intentar vender donde hay más posibilidades de que funcione.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Gánese a los clientes para que mantengan su fidelidad



Me gusta ir prevenido por la vida: soy de los que se llevan dos libros en los viajes; uno para leer en el puente aéreo, y otro por si el retraso del avión es superior al normal. No me gusta ser cenizo, pero me parece que muchas empresas mirarían el futuro con más optimismo si hubiesen sido previsoras. Por eso, voy a dar algunos consejos a empresarios que no me los piden. Cuando se empieza a ver las orejas al lobo, una buena práctica es diseñar un escenario negativo, pensar cómo nos encontraremos en él y, si el resultado de este ejercicio no es agradable, empezar a pensar qué podemos hacer para salir de él o, mejor aún, para no caer en él.



Estamos ante una pérdida de ritmo que tiene componentes financieros importantes, porque empieza con el agotamiento de un ciclo expansivo marcado por el dinero abundante y barato y se afianza con una crisis financiera, generada fuera de nuestras fronteras, pero que nos está afectando. El peligro para nuestras empresas es financiero: la no generación de los fondos necesarios para hacer frente no ya a las inversiones, sino ni siquiera a los gastos ordinarios. Y esto puede deberse a factores externos -el crédito es más escaso, más caro y más difícil-, pero, sobre todo, a factores internos al negocio.




Las señales de alarma son bien conocidas. Una caída de las ventas y un incremento de la morosidad: los ingresos caen. Por tanto, los gastos de estructura crecen por encima de las ventas y el endeudamiento progresa más aprisa que las operaciones. Y pronto se sumarán los factores externos: los proveedores pondrán mala cara a la hora de servirnos y los bancos nos pedirán la devolución de los créditos o se negarán a ampliarlos.¿Qué podemos hacer en una coyuntura como ésta? Lo primero es reconocer la situación: “Houston, tenemos un problema”. Hay que poner cifras a ese problema: para eso están los balances y las cuentas de resultados provisionales: diseñar escenarios alternativos bajo distintos supuestos, más o menos pesimistas. Y prepararse para lo peor: el plan de emergencia tiene que contemplar una situación verdaderamente difícil,





de modo que, a partir de ahí, lo que vaya a ocurrir nunca sea tan grave. El lema debe ser dar prioridad a la liquidez. Reducir los gastos o tener previstos qué gastos vamos a reducir cuándo, en qué cuantía y por qué medios; desinvertir, redimensionar activos, aunque esto puede ser difícil de implementar. Si hace falta, buscar nuevas aportaciones de capital -aún no es tarde para encontrar alguien a quien tentar-, pensar en una fusión o en una venta total o parcial del negocio…
Ya he mencionado otras veces las variables importantes: coste del crédito, disponibilidad de los bancos, evolución de los mercados financieros; perspectivas del empleo y su repercusión sobre las decisiones de gasto de las familias: indicadores de demanda y de consumo, porque por ahí vendrá el contagio de unos sectores a otros. Apóyese en el sector exterior, porque está aguantando bastante bien. Gánese a los clientes para que mantengan su fidelidad: vaya a verlos, hable con ellos, cuénteles sus proyectos, ofréceles algo más que precios bajos… Hable con su banco, pero no espere a tener que decirle que no le puede devolver el crédito. En la crisis hipotecaria norteamericana que empezó el año pasado, una queja unánime de las entidades crediticias fue que los deudores no fueron pronto a contarles sus problemas, lo que impidió el diseño de soluciones apropiadas. No espere soluciones mágicas del Gobierno y no pierda el tiempo lamentándose.

martes, 28 de octubre de 2008

Reflejos















Es en el reflejo donde un niño se descubre cómo es. Es en ese primer instante donde se queda maravillado al verse a sí mismo desde fuera. Se toca la cara y poco a poco va entendiendo lo que ocurre, no es su doble el que le mira, sino él mismo. Aparta la cara y vuelve a mirarse repentinamente como intentando probar que quizá el reflejo huya de repente. Pero no se mueve, le mantiene la mirada todo el tiempo que haga falta. Y es que el reflejo, aún siendo efímero, atrapa parte de nuestras almas y las encadena para siempre.

domingo, 12 de octubre de 2008

1.000 Fotos

¿Qué es ese ruido? ¡Ah! ¡Ya es de día! Oigo el ruido de la ducha, debe de ser Julieta. ¡No! ¡Son las ocho y cuarto y tengo que hacer las fotos para fotoperiodismo! Ya no me da tiempo a ir a la primera clase. No pasa nada, así tendré más tiempo para hacer las fotos matutinas con las caras adormiladas de todos los días.
Cojo con ganas la cámara y tiro algunas fotos sin mucha dedicación aquí y allá: por mi cuarto, a través de la ventana, en el baño, el salón… ¡Ah! Ahí está Laura maquillándose. Intento hacerle una foto de esas en las que sale muy guapa posando, pero me cierra la puerta en las narices. Mal intento. Voy a la cocina, Andrés está preparándose el desayuno, no molesto más.
Me ducho con la cámara encima del retrete, con posterior bloqueo por demasiado vapor en la lente. Después de vestirme y, mientras desayuno, aprovecho para sacar unas cuantas fotos a la pila, con los platos sucios de la cena de anoche; la encimera; la basura; el frigorífico…
Salgo de casa y, como no hay ningún vecino con quien pase vergüenza tirando fotos compulsivamente, tiro fotos compulsivamente y a gusto. La cosa cambia cuando, tras recorrer un tramo del camino hacia la universidad, bajo la cuesta del campus. Por si no os habéis dado cuenta, la cuesta significa que hay gente de la uni bajando a clase. Pero hoy tengo un buen día y no me dejo intimidar por sus miradas de: “esa tía que hará”.
El resolillo del amanecer, lejos de molestarme, me va bien para sacar unas cuantas fotos a contra luz y para fotografiar el sol a través de lo olivos. Más adelante, la serpiente que hace el camino me recuerda a las líneas de la composición. Ya en la facultad, saco unas cuantas perspectivas en las que no me había fijado en estos años de “meditación” en la explanada con los de clase.
En los pasillos me encuentro a la gente de mi clase. Me dan la bienvenida tapándose las caras con las manos. Yo no desisto y, en la cafetería intento unas cuantas fotos infraganti. Entro en clase y, un compañero que estaba concentrado en sus apuntes, me mira sorprendido al oír el clic de la cámara. No me atrevo a sacar muchas, aunque el profesor es majo.
El martirio termina con unos cuantos paseos por la facultad y una visita al CTI para ver el correo. Todos son caras extrañadas y me canso de explicar que es un ejercicio de fotoperiodismo. “Es que el profesor está un poco loco”. C Camino de regreso a casa con una de mis compañeras de piso. Decidimos subir por otro lado, así que tengo más cosas para fotografiar. Esta vez, sin tanta vergüenza, casi soy atropellada por pararme en un paso de cebra para sacar mejor el túnel que atravesamos. A salvo en casa, todo es “no por favor, que estoy horrorosa”. Realmente el trabajo del fotógrafo sí que es duro.
Por la tarde tengo el privilegio de tener tiempo para ir al centro. Después de ver la tele y descubrir que la pantalla sale en las fotos, me retoco un poco y salgo para coger el bus en Pío XII. Son las cinco y, aunque estemos entrando en el invierno, la luz sigue siendo muy dura, así que prefiero sacar unas cuantas fotos dentro del autobús. Al llegar a la plaza de Merindades, capto a la gente yendo y viniendo, el tráfico, niños que salen del colegio… Tengo que hacer algunas compras cerca de Carlos III, así que liquido pronto y aprovecho para recorrer las tiendas de ropa de la avenida. Me encanta ir sola y tranquila, mirando los escaparates y la gente paseando. Inspirada por la música de mi IPED y el sol, sigo andando hasta El al Corte Inglés, donde me entretengo un poco más observando las caras concentradas de los clientes de las tiendas de accesorios y bisutería.
La próxima parada es la plaza del Castillo, no sin antes recorrer el Paseo Sarasate y ver los grandes chelos de colores que decoran la calle. También hecho un vistazo los puestos del Día del Libro. Creo que la gente piensa que soy de algún periódico o algo. La plaza está llena de gente y de niños jugando. La luz ya es un poco más suave y las fachadas de los edificios son aún más bonitas. Me adentro por las calles del casco viejo. Disfruto viendo las pequeñas tiendas. Hay de todo, de todos los sabores y colores, para todos los gustos. Como las gominotas de las chucherías. También descubro algunas más de zapatos, ropa, libros… En éste momento la cámara forma parte de mí. Ya es algo natural que enfoque a la gente, a los perros, a los edificios.
Ya es hora de ir a casa y mis pies están pidiendo un descanso. Cojo de nuevo el bus y llego a casa rendida. Todavía me quedan unas tres horas de intenso reportaje. Pero, ¿qué más fotografiar? El ir y venir de unas y otras con platos, viendo la tele, Gran Hermano, por ejemplo. Me asomo a la ventana y los últimos rayos de sol iluminan las copas de los árboles del campus.
Es hora de irse a la cama después de un día intenso, lleno de perspectivas y momentos congelados. El balance ha sido muy positivo y creo que ésta experiencia me ha ayudado a entender y conocer un poco más el mundo del fotógrafo.

martes, 30 de septiembre de 2008

Mercado


Una de las cosas por las que se carazteriza el mercado de Pamplona es que lleva muchos años ofreciando sus fabulosos productos a todos los pamploneses. Ellos están encantados y son muchos los clientes fijos. Seguramente mucho de vosotros habréis tenido la experiencia de ir con vuestras madres o abuelas al mercado para comprar el pescado fresco o las chuletillas del domingo.
Sin embargo, esa experiencia para los jóvenes es cualquier actividad cotidiana del día. Vamos a hacer la compra al supermercado, elegimos lo que queremos, pagamos en la caja y punto. Y si por alguna casualidad de la vida se nos ocurre ir al mercado, le diremos al del puesto que hemos visto que mejor pinta tenía que necesitamos tres cuartosde carne picada y unos filetes de lomo. Seguramente esa será toda la conversación.
Por mi parte, el pasado sábado tuve el gusto de hablar con alqunos de los tenderos y tenderas de los puestos del mercado. La señora de la primera fotografía es una frutera que lleva desde niña en el mercado. Ella está encantada y me dice que se lo pasa muy bien. Me cuenta que su hijo no quiere salir con ella de paseo porque se para con toda la gente que conoce. Aquí todos son como una gran familia, dice el carnicero Fermín, está aquí desde el año 1953. Otra frutera me dice que lleva trabajando aquí 35 años, y otra pescatera, diez. Todos están instalados desde hce tiempo y a gusto con lo que hacen. Parece que no hay comptetitividad entre los diferentes puestos. Me llevo una sonrisa de todos con los que hablo.



Hay gente de todas las edades: niños, mayores, jóvenes, amas de casa... Hay risas, un qué tal todo, un te gustó lo que te llevaste, consejos, comentarios...

Se respira ese ambientillo de mercado donde, a pesar de ir con prisas, todos te lo ponen más fácil. Es muy agradable ver que todo está limpio, lleno de luz. Es como si entraras en otro pequeño mundo.














También tengo la oportunidad de entrar en las bambalinas de las pescaderías. Allí entro a la parte menos glamurosa de todo. Pero no deja de tener su encanto.















Así que os animo a que vayáis al mercado, que seáis asiduos visitantes y que continuéis esta tradición y familiaridad que caracteriza al mercado de Pamplona.

Árbol





En esta foto el motivo principal es la niña que nos mira, sin embargo, podemos apreciar que está borrosa. El fondo es el enfocado, detrás de la niña acompañada por su abuelo. Allí subyace nuestro objeto de representación.



He elegido este sauce situado en el parque de Yamaguchi porque creo que es el más elegante y majestuoso de los árboles que le rodean. En un día soleado es el que más destaca, el más hermoso. Es el árbol al que te quieres acercar para sentarte tranquilamente viendo la gente pasar.

N0 te das cuenta de su belleza hasta que te paras a observar. Cuando pasas con los amigos no te fijas en su armonía. En la realidad puede parecer algo mediocre, pero todos sabemos que la fotografía tiene un poder. Las fotos son capaces de trasladarnos a otro mundo, algo idílico que sólo tiene lugar en nuestra imaginación. Gracias a la fotografía ese trozo de realidad se convierte en escenario de nuestro mundo utópico. Por lo tanto, lo ideal no está tan lejos de la realidad como pensamos, sólo hay que detenerse un momento y observar.






Ya es hora de irse, desde aquí me despido del árbol que ahora tiene algo especial.